29 marzo 2020

El cerquillo (o flequillo)

El día uno de la cuarentena (si no fue el día antes tal vez... se ve que solo la idea ya me generó reacciones), lo empecé cumpliendo algunos patrones de conducta de los cuarentenados. Por ejemplo, miré un tutorial y me pareció que era una excelente idea cortarme el cerquillo (o flequillo, debe hacer algo más de 27 años que pienso activamente sobre como debo decirle y no puedo decidirme). Parece que esto de cortarse el pelo es bastante más frecuente de lo que parece. Y me di cuenta por los memes, que son mi principal punto de contacto con la realidad estos días.





Lo triste de esta idea es que ya intenté usar cerquillo (o flequillo) mínimo 3 veces en el pasado reciente. Y las 3 veces llegué a la misma conclusión: NO ES PARA MI. No porque no me favorezca, o por la forma de mi cara o que se yo, sino que pareciera que no termino de entender que mi pelo no sigue las leyes de la física. A mi pelo le importa una mierda la gravedad. Y cuando digo que le importa una mierda, es que de verdad NO LE IMPORTA! No es que va CONTRA la gravedad, es que él va random. Tengo tipo 16 pelos que suben, 25 planchados hacia abajo, 109 pelos que hacen como rulos (Ver material gráfico de apoyo: Foto 1), otros, simplemente van paralelos al horizonte (Foto 2).


Foto-1
Foto 1



Foto 2

¿Que cuanto tiempo puedo hablar de mi cerquillo (o flequillo)? Bueno, para mi sorpresa - y su disgusto- parece que puedo hablar bastante.

Bueno, cuando dije para mi sorpresa, mentí. No me sorprende. Ya sabía de antes que podía hablar muchísimo del tema. Por eso empece.

El peor momento de todos, es por la mañana. Cada mañana es una sopresa lo que me puedo encontrar. Ojo, hay quienes pueden pensar que el factor sorpresa en estas épocas de monotonía puede ser algo favorable, pero no. No es una sorpresa linda. Es una sorpresa fea. Porque la única certeza que tengo cada mañana es que ESE PELO NO SE VA A VER BIEN.

Algunas veces, me olvido que me lo corté. Está bueno.
A veces, no está bueno.
La cagada es cuando me acuerdo en situaciones como cuando voy por la calle y veo mi sombra y pienso que me sigue alguien, pero no, es mi pelo. O cuando voy al súper, que es mi contacto con el mundo exterior y cuando voy entrando no veo en el reflejo de la puerta a Sole, veo el reflejo del Rey León.

No importa igual, creo que de a poco he aprendido a aceptar mi cerquillo (o flequillo).
Creo que estoy creciendo como persona.


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