30 enero 2007

24/01/07

Hoy amanecí con una paz increíble. Amanecí, no desperté porque no dormí. Es como si no lo necesitara. Estaba en mi cama mirando algunas estrellas que aparecían por la ventana. Poco a poco se fue haciendo mas difícil distinguirlas. Estaba aclarando. Me levanté y asome por la ventana buscando el sol en el horizonte. No podía verlo, no estaba. Bajé del entrepiso y salí al frente. Hacía mucho frío y había una espesa niebla. Subí la pequeña duna que me separa del mar y ahí si pude ver. Perfectamente pudo haber sido un sueño. Incluso ahora al recordarlo tengo la duda de si en verdad salí al frente esta mañana.
La niebla pintaba de amarillo y violeta al paisaje. Parecía que el cielo buscara un rincón en la tierra para descansar un rato. Entre las dunas habían pasado la noche las nubes y ahora estaban levantándose lentamente. Sentí que estaba en un lugar nunca tocado por el hombre. No había ni gente, ni huellas, ni ruido. Estaba yo y delante mío el mundo. Nada nos separaba. Me sentí parte de todo eso.
Después de un rato el frío pudo mas y volví adentro. Fui hasta mi cama, cerré los ojos y no dormí. Solo pensé que ese había sido uno de los momentos mas hermosos de mi vida.

1 comentario:

numaleon dijo...

Muy lindo relato.