13 septiembre 2007

Una tarde en la rural

Hoy tuve que ir a la rural del prado. Tuve que. Conste que nunca iría por voluntad propia a pasear.
Bueno el tema es que pasé prácticamente todo el día allí. Para no matarme, cada tanto me tomaba un recreo y salía a dar una vuelta, a mirar a los animalitos o buscar comida. Iba aturdida por los inmundos jingles y masas humanas que se desplazaban mucho mas lento de lo que mi paciencia puede tolerar. Digamos que iba entre muy dormida y muy estresada. Una mezcla que sólo conocí en ese lugar.
En uno de mis paseos, llegué hasta donde estaban los carneros.
Enseguida me acordé de Pit. Primero porque Pit era un carnero (asociación obvia) y después porque hace un par de días que escribí sobre él. Pero igual la idea no es hablar de Pit, la idea es contar lo que me pasó.
Apenas entré al galpón me acerqué a uno de ellos, el mas grande, el mas lindo el "mas mejor" y me dispuse a hablarle. Antes de que pudiera emitir sonido, el majestuoso animal se me acercó y olfateo mi mano y luego me miró. Me pareció simpático, asi que lo acaricié, lo cual pareció gustarle. Pareció, porque en realidad segundos después se demostró lo contrario ya que agarró a embestidas la puerta del corral. Enseguida me alejé de un salto y me quedé mirando. ¿Que le pasaría a ese demente? El bicho no paraba, seguía pegándole a la puerta como un loco. La genté entró en caos. Varios padres agarraron a sus hijos y los alejaron del lugar mientras estos lloraban asustados y las señoras gritaban. El dueño del desquiciadísimo ejemplar de Merino Australiano me advirtió que corriera, que me alejara o que por lo menos me moviera. Pero que por mi bien saliera de ahi. A ese animal le pasaba algo y no era nada bueno. Cuando por fin reaccioné corrí fuera del galpón y dejé al dueño del carnero y a un montón de gente de seguridad que se hicieran cargo del problema por mi ocasionado, mientras yo trataba de entrevarme entre las personas para de una vez por todas dejar de ser señalada.
Unos minutos después me senté a pensar sobre lo sucedido... Mientras pensaba comencé a sentir gente gritar y vi como montones de personas se abrían hacia los lados. Algunos inclusive se zambullían a la vereda. Me pregunté que estaría pasando, pero mi duda se aclaró inmediatamente cuando ví aparecer de entre las personas a EL ANIMAL. Apenas me vió se detuvo, me miró, lo miré, me miró, nos miramos, pensé, corrí. El no tardó en seguirme. Corrí mas rápido. Quería matarme, ese maldito quería matarme! Por suerte dejé de fumar y puedo correr todo lo que quiera! - Un momento!! ¿Yo dejar de fumar? Jajajaja! Eso no puede ser cierto...

Y no era cierto. Eso me lo imaginé para pensar que estaba mas divertida de lo que estaba.
Hubiera sido una buena anécdota ¿no?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso con los patos de hule, no sucede..

Bichicome dijo...

Seria: La historia del carnero en celo

o no???

Horacio dijo...

elige tu propia aventura

si decidís convidarle un pucho al carnero, pasá a la página 28

si lo que estabas fumando era otra cosa, pasá a la página 33

Anónimo dijo...

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJ
ESTOY REPODRIDO DE IR A LA RURAL Y NO VER NADA ATIPICO, ME HUBIESE MUERTO DE LA RISA SI ESO HUBIERA SUCEDIDO....

SALUDOS Y CONSTE QUE NO PASE A VER LOS CRIOLLOS

AUG